A mí me gusta ser padre porque es la oportunidad que nos da Dios para sentir lo que nuestros padres sienten y de cierta forma nos permite “revivir” la infancia que olvidamos o no recordábamos o pasamos por alto. Tener la fortuna y la gran responsabilidad de permitirnos hacernos cargo de una o en algunos casos varias vidas. Hemos de guiarle por el camino de la vida de la mejor manera posible por lo general tratando de mejorar aquellos errores que cometimos en algun momento los cuales se convierten en consejos o formas de crianza. Dios nos da la oportunidad de conocer al fin el amar como nuestros padres nos amaron, aman, amaran, hubiéramos deseado lo hicieran o incluso tal vez incluso cuando esperamos que no lo hicieran tanto, espero entiendan el punto de vista de en algunos casos “sobreprotección”. De esta manera tomamos decisiones que aunque no parezcan la mejor para los chicos, al final es por su bienestar tal y como tantas veces hicieron nuestros padres (incomprendidos hasta el momento) con todos nosotros. Aquí realmente vemos porque las cosas a veces no salen como lo deseamos. En otras ocasiones habrá cosas que nuestros hijos querrán, las cuales podrán ser provistas o no, en dicho caso podrán venir más adelante, pero no será el tiempo de que las tengan por alguna situación que a nuestro criterio consideremos importante o que debamos tener en cuenta. De aquí la frase “todo tiene su tiempo”. Si no se consigue lograr algo es porque seguramente no convenía realmente, ya que Dios sabe porque permite o no algunas cosas.

Tendremos la oportunidad de aconsejar en la toma decisiones que en ocasiones no estaremos de acuerdo pero no podremos hacer nada más. Tener la oportunidad de afrontar consecuencias a veces buenas otras malas pero siempre tendremos que estar ahí para ellos. Ser padre crea un lazo muy especial ya que es algo de lo que no se puede escapar, aunque estemos en lados opuestos del mundo, siempre seremos padres de nuestros hijos y viceversa. Reconocidos o no, nos hagamos cargo o no, siempre existirá este lazo. Nos podemos divorciar, podemos renunciar a un cargo o hasta incluso morir y siempre padre será padre donde quiera que estemos o vayamos.

En resumen, me gusta ser padre, porque nos da la oportunidad de conocer y de poder hacer feliz a alguien en el transcurso de TODA su vida, por sorprenderme cada día con las cosas que hace o dice. Me gusta ser padre porque fue indescriptible la sensación de escuchar el primer grito al nacer en el Hospital y tenerlo en mis brazos la primera vez, al escucharlo decir papá por primera vez y cada vez que lo repite, porque es indescriptible la sensación de escuchar los gritos de alegría de mi hijo al saber que llegué a casa y que él quiere jugar solo conmigo en ese momento que aunque tenga miles de cosas en la cabeza o que hacer después que me abraza y me besa no puedo evitar dedicarle al menos un momento.

¡ME GUSTA SER PADRE POR SOLO EL HECHO DE SABER QUE SOY UNO DE ESOS QUE TIENEN LA OPORTUNIDAD DE TENER UN HIJ@!

Share in
Tagged in